26 marzo 2008

Labios secos

"Encendés el motor y por un momento nos quedamos en silencio diluyendo un no sé qué. Tengo los labios secos y no puedo evitar mordérmelos para arrancar de a pedacitos la piel resquebrajada.

Es absolutamente de noche. Antes de arrancar ponés música para el viaje y mientras subís el volumen me acomodo levemente inclinada hacia tu asiento. Pienso en si preferís este silencio. No inicio ninguna conversación. No trato de besarte, y no es que no me gusten los besos, ocurre que los tuyos no son fáciles, son pequeños, apenas lo indispensable, como a cuenta gotas. No pido pero tampoco voy a darte. No te conozco. Casi no me acerco. Es mínimo lo que vamos a mostrar.

Pensé en decirte como soy, porque me pareció no ser de esta manera. “No soy así”, pensaba, pero ahora creo que ésta también soy yo.

El motor casi no hace ruido y solo se escucha la música y nuestros comentarios, sueltos, a la deriva, sin demasiado para qué pero por si acaso. Sentirnos halagados por la mutua atención prestada no parece ser suficiente. Tratamos de ser dulces para fabricar un par de recuerdos que no nos dejen mal parados.

Apoyás la mano derecha sobre mi rodilla, como acariciando. Manejás seguro y solo un par de veces girás la cabeza para mirarme. Creo que te preocupa como pueda sentirme en este momento y no sabés exactamente qué sería lo apropiado.Luego de esto ocurre una dulce despedida sin demasiadas frases como para dejar tranquilas las aguas en las que estuvimos flotando. Me quedo mirando como te subís al auto y no me doy cuenta de que me sangran los labios hasta que al humedecerlos con la lengua siento el gusto.Lindo. Así tengo que definirte.

Hubo un momento; pusiste sábanas limpias y nos acomodamos a ver fotografías de tus viajes. Me mostrabas como eras, en las fotos, como habías sido, nada del presente. Pero era más agradable el de la foto. Y vos te divertías hablando de cada imagen. Casi en el final, porque teníamos final y lo sobrellevamos con calma; no sabía si querías quedarte o irte. Nada decías que aclarara la sensación reinante. De pronto hablaste del futuro, del culto del tiempo, de sus poderes. Dijiste algo personal, tuyo, sobre tener un hijo y yo confesé algo, algo sobre los deseos.

Último momento. Difícil despedida porque no queda claro lo que pasa. Pensé en abrazarte pero me pareció exagerado. Tenemos fronteras. Vos primero. Cada uno ya tiene a quien recordar. No es necesario que seamos tan importantes.Intercambio de direcciones, datos. Un abrazo, un beso ínfimo que se escurre como para simplificar las cosas. No te dés vuelta. Me dieron ganas de escribirte. Me dieron ganas de escribir sobre vos pero a la distancia necesité sumarle otra distancia antes de utilizar palabras. No puedo dormir y pronto llega el avión. Casi no estoy, no queda nadie.

Y aparecés para confundir cuando no te esperaba, para hacer que todo parezca otra cosa aunque realmente no lo sea. Un sobre, un abrazo, sin besos, porque no pudimos.Te vas. No dije ni una palabra.Tengo que leerte de una manera hermosa que no sé de dónde sacaste. Esa no soy yo. No estoy segura de darme cuenta. Veo las fotos que elegiste para regalarme y son las que quería anoche. No tengo un sentimiento a la altura de tu demostración, aunque sea falsa, pero puedo construirlo en poco tiempo. Tengo todo lo que se necesita. Dame unas horas. Chau."


de ESPUMA



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