26 septiembre 2006

Siesta


La siesta se vuelve de gotas de sudor, hojas de eucaliptos, ganas de tocar con las manos las baldosas frías; se vuelve tiempo en la oscuridad del cuarto mientras el sol derrite todo allá afuera. La siesta se vuelve caliente, peligrosa, tiempo de hacer lo que será después escondido; se vuelve secreto para recordar y hay que apretar el cuerpo para que deje salir el recuerdo suspendido... Son palabras… pero palabras de verdad.

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